Carta a mi primer (des)amor

Después de todo, aún hay algunas cosas que quisiera decirte.

Foto por Kelly Sikkema / Unsplash

Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos, esa última vez donde no quedamos en los mejores términos. Por más que intenté tener paciencia, los sentimientos de antiguos disgustos les ganaron a mis buenas intenciones.

Te escribo estas palabras para contarte que por fin pude superarte, que todo el rencor y enojo que tenía tanto peso sobre mí, se ha ido. Ya solo te recuerdo con nostalgia y con la conformidad de saber que lo que vivimos me ha servido de gran lección y crecimiento emocional.

Luego de varios intentos fallidos, hoy reconozco que no éramos tal para cual, y mientras sé que me habría ahorrado años de drama si tan solo me hubiera dado cuenta antes, de nada vale arrepentirme ahora. En vez si estancarme en los “y si…”, prefiero agradecerte por los buenos momentos.

Agradecerte por haberme dado la confianza y seguridad en mí misma que carecía en el momento que te conocí. Por haber sido mi confidente por varios años. Por enseñarme que el amor de otro no sirve de nada si no hay amor propio primero. Porque gracias a ti, hoy soy una mejor pareja, consciente de mis faltas, pero también de mis fortalezas.

Momentos difíciles hubo de sobra, pero ya no necesito recordarlos. Ya no necesito razones para odiarte. Tampoco me interesa ser tu amiga. Simplemente, me favorece más seguir adelante.

Tal vez el desenlace de nuestra historia no fue el que esperábamos, pero sí es el que merecíamos.

Solo ahora que encontré una pareja que me ha demostrado el verdadero significado de amor y complicidad, puedo estar segura de que nuestro destino era separarnos.

No sé cómo terminar estar carta, pero, aunque suene cliché, creo que solo me queda desearte que seas feliz. Ojalá encuentres a alguien que te complemente, como yo nunca hubiera podido hacerlo.